10 de octubre de 2012

En momentos de lucidez emocional (léase también como "madurez") como los que estuve teniendo desde ayer puedo descubrir (y re-descubrir) bocha de cosas de la vida que suelo pasar por alto. Siempre me apresuro a los hechos, paranoiqueo y me quemo la cabeza con estupideces (llega un punto en el que me doy cuenta de que son estupideces) y me hago mal y no gano nada excepto discusiones infinitas conmigo misma y lágrimas secas en mi cara. Y la flasheo. Me malviajo con delirios que terminan por aniquilar las últimas ganas que tengo de respirar en el día.
Sé que todo está en constante movimiento, la realidad, las personas, las situaciones, en algún momento toman un giro distinto y las cosas inevitablemente se modifican. En el momento quizás uno no se da cuenta si está bueno o si es una reverenda mierda. Yo de una te digo que es una reverenda mierda que me saquen algo a lo que ya estaba acostumbrada. Pero como a todo, uno se acostumbra. Y qué irónico esto, justo cuando te amoldaste a esa situación o lo que sea... ¡TAKA! volvió a cambiar. Bueno no siempre es tan así pero pasa con más frecuencia. 
Lo que me falta ahora es juntar los pedazos de mi vida y armar algo nuevo, algo con onda y que me haga sentir bien y no tenga que estar llorando mientras barro la casa.

podría quedarme durmiendo todo el día o podría también tratar de encontrarte
podría dejarle mi destino a la suerte y es probable que me vista y salga a buscarte
(te quiero pity)

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